Teología vs Psicología

PSICOLOGÍATEOLOGÍA

Jon F. Sánchez

Mientras era estudiante de seminario escuché por parte de varios profesores, compañeros y pastores, que la psicología era una pseudociencia inútil para la teología cuando consideramos ayudar al creyente en su proceso de crecimiento espiritual y desarrollo personal; seguido de una serie de argumentos que a la luz de la lógica se cae en diversas falacias donde el rigor del escrutinio y el pensamiento crítico desaparece por completo y se suple por una perspectiva simplista, hasta cierto punto, institucionalizada. La cuestión es si puede haber una integración interdisciplinaria entre la Teología y la Psicología, dos disciplinas diferentes que llegan a un punto de intersección.

Como todo buen filósofo, comenzamos en la definición de términos. ¿A qué nos referimos con psicología? Esta pregunta abre una amplia discusión donde las respuestas tienen múltiples variaciones, y esclarece la razón por la que la psicología se desecha en la discusión teológica que apunta a la consejería bíblica. La discusión comienza con la naturaleza “humanista” de la psicología con el argumento de que se coloca al hombre en el centro y no a Dios (una discusión medieval). La cuestión es que, en la academia, cada disciplina tiene su objeto de estudio, aun cuando estamos en el seminario para estudiar teología. Es decir, un plan de estudios serio de una licenciatura en teología considera materias donde los estudiantes profundizan en lingüística, gramática, sintaxis, e incluso historia, con el fin de usar dicho conocimiento para entender la interacción entre las oraciones, su contexto literario e histórico y así tener mayor claridad de las ideas que éstas buscan transmitir. Sin dicho entendimiento, se haría una relación absurda y equivocada entre las ideas y las oraciones, lo que provocaría una mala interpretación de lo que la Palabra de Dios comunica (así ha sucedido en algunos círculos). No obstante, el objeto de estudio son las palabras y la interacción entre ellas, no necesariamente Dios; esto no lo convierte en un estudio herético, más bien, una búsqueda responsable de la verdad a partir de las herramientas disponibles para entender la relación entre las palabras y el mensaje de Dios.

brown brain decor in selective-focus photography
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Decir que la imagen de Dios en el ser humano ha sido eliminada por el pecado es una gran herejía y una mala interpretación de los versículos que hablan del tema a lo largo de la Escritura; ya que, de acuerdo con ésta, el pecado en el ser humano ha de verse primeramente en términos espirituales, así como soteriológicos y, consecuentemente, conductuales. Evidencia de esto es Romanos 1:18-32. Si enlistamos todas las obras que ahí se presentan y las analizamos, nos daremos cuenta que esa porción no tiene el propósito de hacer un diagnóstico riguroso de la conducta del ser humano sino argumentar hacia el estado espiritual caído del ser humano, es decir, si nos preguntamos la razón por la que alguien es homicida, un teólogo respondería “porque Dios lo ha entregado a una mente depravada”, de acuerdo con este razonamiento podemos construir un silogismo que no tiene una conclusión del todo verdadera: es homicida porque fue entregado a una mente depravada, todos los seres humanos han sido entregados a una mente depravada, ergo, todos los seres humanos son homicidas. ¿Es esto real para todos los seres humanos? Teóricamente sí, objetivamente no. ¿Qué determina la gravedad de la conducta pecaminosa en cada ser humano si no todos son homicidas? Estoy de acuerdo con que todos los seres humanos han cometido diferentes tipos de pecado, y ninguno tiene justificación en términos de salvación, no obstante, ¿qué lleva a unos a cometer pecados más atroces que otros? ¿por qué alguien podría mentir, pero aborrece la idea de quitarle la vida a alguien? ¿por qué alguien podría desobedecer a sus padres, pero ser generoso con quien lo necesita? Son escenarios contradictorios, pero así es el ser humano, y es ahí donde podemos observar la integración de la Teología con la Psicología.

Aunque nos cueste aceptarlo (muchos me acusarían de apóstata o hereje al escribir esto) la Biblia no nos da todas las respuestas sobre cada caso que nos encontramos en la experiencia humana del día a día, la textura de la vida en un mundo caído, debido a que la Biblia no se centra en el ser humano sino en Dios. Con esto, quiero decir que la Biblia nos da luz respecto a lo que Dios dice sobre nuestra relación con Él, pero no profundiza en el ser humano de manera que podamos entenderlo plenamente, dado que, de nuevo, no es el tema principal. Confesar al ser humano “pecador” es sólo parte de las consideraciones al estudiarlo, mas no lo es todo.

red book on brown wooden table
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Por ello, la Psicología como sierva de la Teología, nos brinda herramientas útiles para entender al ser humano en la experiencia de un ser creado a imagen y semejanza de Dios, pero corrompido por el pecado; dado que la psique ha sido corrompida por el pecado, la manera en que percibe la realidad es igualmente pecaminosa, por ello se construyen en la mente humana estructuras cognitivas que llevan al ser humano a la adopción de ideas y convicciones que no son compatibles con el diseño de Dios para el ser humano. De ahí, que aun conociendo las Escrituras, hay personas que pueden llegar a torcer la verdad, no necesariamente por influencia demoniaca (la cual es la explicación simplista de la situación) sino por el estímulo equivocado que desemboca en una patología desbordada: narcisismo, mitomanía, inseguridad social encubierta, carencias afectivas, etc. Seres humanos que conocieron al Señor, pero encontraron en la dinámica eclesiástica un foro que les permitía cubrir una necesidad emocional o afectiva, lo cual los engañó creyendo que de esa manera podía ser suplida, ya que el instinto corrupto los empuja a razonar de esa manera. Conocer las Escrituras y el Evangelio no es garantía para la sanidad emocional del creyente si no hay un acompañamiento adecuado que les impulse a reestructurar sus estructuras mentales construidas por un razonamiento pecaminoso, en contraste con la verdad del Señor. Así es como la Psicología sirve a la Teología y a la Biblia misma, de manera que puede ayudar a la iglesia a ser emocionalmente saludable, así como alcanzar a los no creyentes mediante sus heridas y necesidades emocionales para conocer al Señor.

De la misma manera, la psicología ayuda a comprender al ser humano desde la experiencia humana, no para colocarlo en una posición superior a Dios, sino como su objeto de estudio para ayudarnos (como teólogos) a entender la relación entre la conducta del ser humano con la antropología que la Biblia transmite. Por ello, la definición que yo defiendo de la Psicología es: La ciencia que estudia la conducta y los procesos mentales. Sobre este punto los teólogos dirían: “lo único que hay que entender sobre la conducta del ser humano es que es un pecador”, sin embargo, ese no es el punto de partida al observar la conducta del ser humano. La Biblia no comienza en Romanos presentando al ser humano como pecador sino como creación de Dios hecho a Su imagen y semejanza en Génesis. Entonces, ¿cómo ha de verse la imagen de Dios en el ser humano respecto a su conducta, así como el pecado manchando la imagen de Dios en el hombre desde esta misma